sábado, 20 de octubre de 2012

Sueños. Soñar. Soñé. Soñaré. (Parte 1)

Soñar es gratis y creo que eso nunca lo podrán prohibir. Tengo ahora 17 años y desde que tenía 6 sólo he tenido un sueño en mi vida. El sueño de llegar lejos, de subir a lo más alto, de levantarme tantas veces como cayera y sobretodo, el de salir de este país.

Siempre he querido vivir en Francia, hablar francés a la perfección, estudiar y trabajar allí. Es un sueño difícil, un sueño que no sabía si algún día podría llegar a cumplir. Pero lo conseguí. Hace seis meses que estoy viviendo en Francia, en una pequeña ciudad llamada Nimes.

Fue todo muy repentino. A finales del curso pasado hicieron en el instituto unas pruebas de nivel de Francés para otorgar una beca de un año en Francia a los 10 mejores estudiantes de este idioma. Me presenté sin muchas ilusiones, había gente realmente buena pero, para mi sorpresa, me quedé la cuarta y en dos semanas estaba preparando las maletas decidida a cumplir mi sueño.

Dos semanas realmente ajetreadas, llamadas y correos con la familia, preparación de la maleta, despedirme de todo el mundo y sobretodo, disfrutar al máximo de mi gente antes de marcharme. Pues mi intención no era, ni es, volver. Mis últimos días en mi pueblo pasaron realmente rápido y en cuanto me quise dar cuenta estaba subiendo al avión.

Un viaje espantoso me esperaba, pero eso yo no sabía. Fue un vuelo con muchísimas turbulencias y un aterrizaje muy malo. Cuando llegué al aeropuerto, los demás chicos se fueron automáticamente  con sus familias, pero la mía no estaba allí para recogerme. Decidí sentarme a esperar, empecé a arrepentirme de haberme marchado, miles de pensamientos recorrían mi mente, mientras el sol de un día, que parecía que iba a ser espectacular, se iba escondiendo. Veía el reflejo en el suelo, yo asqueada de su reflejo sobre mis ojos y de esperar allí sentada decidí salir, dar una vuelta por alrededor del aeropuerto y seguir esperando. 

El sueño y el agobio de verme allí sola empezaba a asustarme, mi sueño se empezaba a convertir en una pesadilla. No sabía que había podido pasar, por qué no habían venido a por mí, porque nadie me decía nada, por que no había nada que me indicara que tenía que hacer en aquel momento. Intenté llamar en varias ocasiones a mi familia, pero mi móvil no funcionaba. Pensé que quizás alguien había intentado avisarme pero como mi móvil no funcionaba... Gente de todo tipo circulaba a mi alrededor. Se podía distinguir fácilmente quienes eran turistas, quienes visitaban a sus familiares, quienes, como yo debería de haber hecho, conocían a sus familias de acogida, quienes venían en un viaje de negocios, etc. 

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