jueves, 13 de septiembre de 2012

Señales indefinidas. (1/2)


18.11.10
Como no sé muy bien cómo puedo empezar esta historia, empezaré por hablar un poco de mí y de mi vida, no es demasiado interesante  pero les ayudará a comprender la historia que quiero relatar más adelante.
Con el fallecimiento de mis padres hace unos 5 años, cuando yo solo tenía 15, mi vida empezó a cambiar. De la noche a la mañana tuve que marcharme de mi pueblo para ir a vivir con mis abuelos. No tuve tiempo de despedirme de nadie, tan siquiera de decir que me marchaba.
Durante las 3 semanas que viví con mis abuelos, lo único que hice fue estar encerrado en mi habitación sin hablar con nadie. Ellos tampoco se esforzaban mucho, dado a que esa era la segunda vez que me veían desde mi nacimiento.
Después de esas semanas, una tarde mi abuelo entró a mi habitación y tuvimos un pequeña charla en la que puede mostrar mi desacuerdo con el haberme obligado a marchar, y aunque no me lo esperaba para nada, fue capaz de comprenderme.
Una semana después de esa tarde con mi abuelo, me encontraba en el coche de vuelta a mi antiguo hogar. Al llegar a la puerta de mi casa vi que había alguien en el portal. Era ella, la chica con la que había pasado toda mi vida. Una amiga que jamás me había fallado y que a pesar de todo ahí estaba.
-Hola..- dije preocupado por si estaba enfadada.
-Hola, sabía que volverías.
-Lo siento, no sabía que iba a marcharme y por eso no avisé.
-Lo sé, tus abuelos no te dijeron nada, no te dieron tiempo. Tranquila está todo bien.
-Gracias, ¿Qué haces aquí?.
-Vengo todos los días desde que marchaste. Sabía que volverías.
No hicieron falta más palabras, guardé mis cosas y pasamos la tarde juntos. Me contó los acontecimientos ocurridos en ese tiempo y fuimos a su casa. Me dejó todos los apuntes y en a penas una semana ya había conseguido ponerme al día en todos los aspectos, colegio, amigos, amores.. todo. Todo parecía ser normal otra vez, aunque el vacío de mis padres jamás faltaba en mi corazón.
La tranquilidad no duró demasiado, cuando solo llevaba unas semanas más o menos en mi pueblo, mi abuela calló muy enferma, se quedó paralizada de cintura para bajo y eso fue lo que dio más problemas ya que mi casa era de dos plantas y las habitaciones estaban arriba.
Tuvimos a mi abuela durmiendo en el salón pero las condiciones no eran muy buenas y el médico recomendó que volvieran a su antigua casa.
Yo entendía la situación pero no estaba dispuesta ha irme de nuevo y volver a dejarla. Ella me había esperado una vez, lo había pasada mal y no quería que volver a pasar por lo mismo.
Las cosas empeoraron y no tuve más remedio que volver a marchar, pero esta vez fue distinto. Dado que al saberlo, corrí a casa de ella y pasé toda la tarde a su lado, le expliqué todo y, con mucho dolor, lo comprendió. Cuando acabó nuestro tiempo para estar juntos en ese último día, cuando ya me disponía a marcharme, me dijo que me esperara un momento, subió a su casa y bajó con algo en la mano. Era la pulsera que tantas veces había intentado que me dejara y jamás lo permitió porque, por alguna razón que yo no conocía, tenía un valor incalculable para ella.
-Jamás te la había dejado, sabes lo importante que es para  mí y que jamás se la daría a nadie, pero haré una excepción, no sé cuando te volveré a ver pero quiero que durante este tiempo la cuides muchísimo y que me prometas que volverás.
-La cuidaré muchísimo, eso no lo dudes, pero no puedo prometerte que volveré puedo prometerte que lo intentaré pero no que volveré, no me gusta hacer promesas que no tengo seguro que puedo cumplir.
Se hizo un largo silencio como el del día que volví.
Dos o tres minutos después me marché.
A la mañana siguiente ya estaba en casa de mis abuelos y la tristeza me invadía más que  la primera vez y hasta el día de hoy sigo en el mismo sitio y mis abuelos ya fallecieron. Mi abuela al poco tiempo de mudarnos y mi abuelo hará más o menos un año.
Ahora vivo solo y sigo deseando volver a verla y teniendo su pulsera guardada como el más preciado de mis tesoros y os preguntareis qué hago aquí escribiendo esto en vez de ir a buscarla de inmediato, pero no todo es tan fácil. Hace tres semanas que empecé a trabajar, no gano demasiado, pero con lo que cobre la semana que viene, en acabar el mes, me iré a verla.

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