jueves, 20 de septiembre de 2012

Vejez

¿Cómo se puede querer tanto a una persona que no conoces? Una persona que sabes que no es ella realmente, una persona que perdió su capacidad de ser persona.

No sé bien como definirlo, no sé bien cómo explicar lo que esta enfermedad hace en las personas, pero todo lo que he vivido durante mi vida me hace pensar que la medicina la cagó mucho al intentar alargar la esperanza de vida de las personas, porque nuestro cerebro no avanzó al mismo ritmo que la ciencia y ahora vienen los efectos secundarios y esta enfermedad, por llamarlo de alguna forma, no es una enfermedad es simplemente vejez.

Las residencias de ancianos están llenas a rebosar de gente con dicha enfermedad, con gente que ha perdido completamente sus capacidades, pero ya no las físicas, si no las mentales. Gente que desaprende en vez de aprender, gente que lleva el camino de ser un bebé no un anciano. ¿Es justo que estas personas tengan que vivir esa situación? es más ¿es justo que sus familiares, que son los que más la sufren, tengan que pasar por aquí? Yo creo que no, creo que debemos hacer algo, aunque no sé bien qué.

Sé que no existe la cura para esta situación, sé que por el momento no hay tan siquiera una forma de prevenirla, pero creo que, ya que los que más sufren durante esta enfermedad son los que están alrededor del enfermo, se debería buscar la forma de hacer este tramo de la vida más soportable para todos y por el momento no vamos por buen camino. Nos quitan las ayudas, cuando no es muy complicado saber que una persona así necesita cuidados que en casa una persona sola, que tiene que sacar su casa adelante, que tiene a sus hijos y toda su vida, no puede darle. Se necesitan maquinas especiales para moverlas, también que la casa esté acondicionada para una silla de ruedas, que haya un entretenimiento para ellos, que se estimulen las pocas capacidades que van conservando... y todo esto, no vamos a engañar a nadie, en casa es muy difícil poder ofrecerlo. Sin ayudas económicas la mayoría de familias no pueden pagar una persona que les ayude a mantener en buenas condiciones a los ancianos y las residencias, tanto si es centro de día o para estar siempre allí, valen mucho dinero. ¿De dónde pretenden que consigamos todo ese dinero? ¿Qué pretenden, que los dejemos abandonados en cualquier lugar o qué los tengamos en casa, llagados, tumbados en una cama, esperando a que se consuman por completo? No lo entiendo.

Volviendo al tema de antes, a la pregunta mencionada en el primer párrafo. Sé que muchas de las personas que han pasado por esta misma situación no piensan como yo. Sé que muchas piensan que esas personas, al perder sus capacidades y con ellas su carácter, su voluntad y raciocinio, dejan de ser las personas que eran y por tanto, la gente deja de verlas cómo tales y pasan a verlas como simples cuerpos y las descuidan.

En mi caso, no hay más que ese cuerpo, para mi, esa persona es solo ese cuerpo, porque no he conocido su mente, pero sí recuerdo como ha ido evolucionando, recuerdo cuando aún hablaba y me contaba historias sin sentido, recuerdo cuando aún recordaba canciones y las cantaba conmigo, recuerdo jugar al parchís con ella y que aún supiera contar, recuerdo intentar enseñarla a escribir pensando que algún día aprendería y sé que de esa persona que yo ya no conocí, ahora no queda nada más que un cuerpo tumbado en una cama consumiéndose, pero eso no hace que deje de ser mi abuela. Aunque no la conozca la quiero mucho, quiero a ese cuerpo, porque para mí ese cuerpo es toda ella, porque no he visto otra. Verlo todo de esta manera, al no tener la oportunidad de comparar, me ha hecho darme cuenta de que estos ancianos no merecen ser dejados de lado. Entrar a un centro de ancianos y ver las mismas caras día tras día, sin nadie a su lado, caras que te miran pidiendo un poco de atención, que quieren que les hables o simplemente que les sonrías, con una simple sonrisa ellos ya son felices, aunque instantes después ya no lo recuerden, para mí, es muy gratificante darles ese momento de felicidad. Pero lo más gratificante es que una persona con la que has compartido toda tu vida, cuándo te vea se ponga a llorar y estire los brazos intentando alcanzarte, más aún cuando esa persona no sabe quién eres, pero sabe que vas a verla, sabe que la aprecias y sabe que formas parte de ella, esos momentos valen millones.

La entrada de hoy, variando un poco la forma de funcionar del blog, va dedicada a todas esas personas que viven esta situación. Ánimo.






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