12/08/2013
Ando por aquí de nuevo.
Dicen que la vida a veces te sonríe y sin embargo otras no para de darte patadas.
Hace ya justo un mes que no he escrito nada y la verdad es que han ocurrido muchas cosas y mi nueva vida cada vez está más cerca.
El miércoles 17 de julio, fui por fin a visitar mi nueva ciudad y después de muchas horas recorriendo pisos encontré el definitivo. Es bastante grande y, aunque recién reformado, es antiguo. Tiene cuatro habitaciones bastante grandes, la cocina, un salón, dos baños y un balcón. Por suerte, fui el segundo en entrar y he podido elegir entre las tres habitaciones que quedaban libres.
El tiempo cada vez va más acelerado, cada día observo como todo lo que desde pequeño he visto todas las mañanas al levantarme dejará de formar parte de mi rutina. Recuerdo las calles de esa nueva cuidad donde viviré y aunque ésta sea bastante bonita y acogedora, parece que nada llega a igualar a mi maravilloso pueblo.
Tantos años deseando irme, tanto tiempo queriendo volar a un lugar lejano y quedarme allí, sin abandonar esto, pero seguir mi vida en otro lugar, y ahora el momento ha llegado y parece que solo tengo miedo. Quiero meterme en la cama y que se detenga el tiempo, quiero recorrer las calles y que nada más que yo transcurra en ese instante. Quiero poder disfrutar al máximo de mis últimas semanas de día a día aquí.
Sin embargo, a pesar de todo esto, cada día tengo más ganas de marcharme, deseo recorrer también aquellas calles, de esa cuidad lejana. También, tengo ganas de empezar mi nueva rutina sola. Quiero hallar un poco más de mí, al tener que pasar muchas horas conmigo mismo y sobretodo quiero aprender a valerme del todo. Tengo ganas de que llegue ya el día en que me vaya allí.
-Hola, Noé. Tu madre me dijo que pasara.
-Hola, lo siento ando un poco despistado.
-Tranquilo ¿Tienes ya localizadas las fotos de tu nuevo piso?
-Sí, ven, te las enseñaré. Tengo que contarte muchísimas cosas. Espera que guardo el diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario