Todo ello quedó en el aire. Miles deseos atados a tu nacimiento, miles de ilusiones que contigo venían, millones de cosas por hacer y por disfrutar, quedaron atadas en el tiempo de la enfermedad.
Te veo crecer sin pausa, a toda prisa, año tras año, desde aquel día en que naciste y en el que todo el mundo sonrió al verte. Han pasado ya casi 7 años desde aquel día en el que, al fin tras 9 meses de espera, habías llegado al mundo para compartir con nosotros tu más sincero cariño. Son años en los que he estado a tu lado y en los que te he visto crecer recordando a cada instante todo lo que ella deseaba de ti, deseando poder cumplir todos esos sueños que ella quería cumplir contigo, deseando poder explicarte quien era esa chica tan asombrosa. Tú madre.
Ahora tienes una vida diferente a la que cuando se me anunció tu nacimiento creé en mi mente y, aunque por una parte sienta tristeza al pensar en esto, por otra parte me alegro de que tengas personas a tu lado que te estén cuidando y guiando en tu camino.
A pesar de que tantas veces a lo largo de este tiempo me haya agotado de jugar contigo y de tus interminables energías, ahora que me marcho siento mucha pena. Sé que voy a pasar mucho tiempo sin verte y que será raro para mí, pero haré lo que pueda para que cada vez que regrese por aquí, pueda compartir aunque sea cinco minutos contigo.
Al igual que supongo que te pasará a ti dada tu corta edad y a tu situación, no sé muy bien que clase de relación tengo contigo, pero tengo bastante claro que eres una niña muy especial para mí y que espero poder seguir compartiendo contigo muchos momentos y verte crecer y disfrutar al máximo de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario