jueves, 3 de octubre de 2013

Si tanque els ulls.

Sólo unos días más y David podría volver a su pueblo donde, como cada verano, sus queridos familiares y amigos estarían esperando ansiosos por verle. Este verano no sería igual, pues solo podría disfrutar de sus más allegados durante una semana, porque después iría a vivir una nueva experiencia junto a los niños del pueblo en el campamento de verano.

Al fín llegó el gran día, que con tanta ansia David había estado planeando para que todo saliera perfecto, y en su revisión diaria al correo electrónico pudo comprobar que había recibido uno de la escuela con la que trabajaría este verano. No se lo podía creer, los padres habían reunido firmas para que el campamento se adelantara una semana y así acabar una semana antes para poder aprovechar bien las vacaciones y ahora solo dispondría de un día para ver a toda su gente y volver a despedirse hasta un mes más tarde. Todos los planes, las quedadas y todo lo organizado durante sus últimos días fuera, chafados con un solo correo. Pero bueno, lo mejor estaba por llegar y aunque lo esperado tuviera que seguir aguardando su momento, todo llegaría.

Pasaron los días y aunque David seguía ansioso por volver a su pueblo, el campamento estaba sucediendo de una manera estupenda. Las actividades con los niños eran geniales, oír sus risas, sus reflexiones inocentes y ver cada día sus miradas llenas de intriga por descubrir que les aguardaba en ese día eran increíbles. Por la noche salían a pasear con lo más mayores (unos 12 o 13 años) un rato por el monte y siempre se quedaban un poco en alguno de aquellos maravillosos lugares dónde él les podría contar una de sus fantásticas historias.

Una de las noches una niña le pidió al monitor "Cuentacuentos", como lo apodaban allí, que les contara como era vivir en una ciudad diferente a donde habías estado siempre, sin conocer a nadie, ni tener amigos ni nada y éste se sentó en medio de ellos y comenzó a narrar su historia:

"Al cumplir los 21 años, decidí que era el momento de volver a los estudios y de retomar todo aquello que un día dejé de lado. Hice la prueba y conseguí entrar a la universidad dónde me esperaba todo un mundo por conocer.

¿Sabéis? Siempre recordaré el primer día que llegué allí. Todo me parecía extraño, la casa era muy grande para mí, estaba rodeado de extraños que andaban por mi casa y me hablaban de vez en cuando y además tenía la sensación de no ser el mismo que había sido hasta entonces.

Poco a poco me fui acostumbrando, fui conociendo gente que empezó a ocupar un gran lugar en mi vida y fui sintiéndome cada día más como en mi casa y aquellas personas que en un principio me parecían extraños invadiendo mi intimidad se convirtieron en una pequeña familia, que aunque no se parecían ni en lo más mínimo a una familia, estaban ahí para ayudarme y para pasar el rato, cuando lo teníamos, claro.

Fue una experiencia estupenda que recomiendo a todo el mundo que tenga la ocasión de vivirla.

Mirar, yo me fui en principio solo los años de universidad y en el mismo sitio sigo, ya hace 4 que acabé la carrera y por el momento no tengo intención de abandonar esa preciosa ciudad que conocí solo con 21 años. Pero una cosa sí os digo, jamás olvidaré la sensación de aquellos primeros días, que aunque no llevaba nada de tiempo allí me parecía que habían pasado años y que aunque realmente no estoy nada lejos de aquí me parecía que había un abismo entre ambas ciudades."






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