domingo, 15 de septiembre de 2013

Primera parada (V)

2/10/2013

A tan solo unos días de irme y de comenzar un sueño.

Ahora sí que sí, estoy convencido, completamente. Estoy lleno de ilusión, de sueños y de ganas de empezar con todo. 

Ha sido un mes duro, de muchas dudas y de millones de preguntas sin respuesta dando vueltas por mi cabeza en cada segundo, pero al final he llegado a una gran conclusión: ¿Qué más da?

Qué más da todo lo que pueda pensar, las cosas que me den miedo, mis dudas... ¿Qué más da todo? Ya no hay vuelta atrás, ahora toca solo mirar hacia delante, sin dejar de pensar, pero sin detenerse a darle vueltas a asuntos que no tienen ni pies ni cabeza. Si el piso sale mal, ya se arreglará o sino siempre a tiempo de irme estoy. Si el curso no va bien, eso ya lo veré y sino alguna solución se encontrará. Pero, lo más importante, ¿por qué va a salir mal? Todo saldrá genial. Es mucha gente nueva, es una vida completamente nueva, pero todo saldrá bien, conoceré a gente  y lo más importante de todo es que ya no tendré que convivir más tiempo con la gente de aquí. 

Tengo muchísimas ganas de que llegue ya el día. Sueño con coger ya ese tren que me lleve a mi nueva casa y de empezar esa carrera que tanto he ansiado. Tantas ganas no se pueden ver marchitadas por el miedo, así que con una gran sonrisa me marcho a empezar mi nueva vida.

Ah, se me olvidaba, ya conozco a unos de mis compañeros y la cosa pinta bastante bien.

Abandono hoy el diario y dejo que ocurra lo que tenga que ocurrir. 

Hasta la vuelta.

martes, 3 de septiembre de 2013

Deberes.

El otro día encontré, arreglando los papeles de mi habitación, las redacciones de cuando era una niña. Una de ellas hablaba acerca de si son buenos o no los deberes en verano. Con el paso de los años sigo viéndolos del mismo modo, solo que ahora tengo unos cuantos argumentos más para defender mi opinión.

Aunque muy pesados a menudo, nunca me han desagradado del todo los deberes, al igual que me ha gustado aprender y estudiar, me ha gustado hacer deberes. Pero, muchas veces me he preguntado ¿hasta qué punto son buenos?

Los deberes, esas temidas y odiadas tareas que a todos de niños nos han cansado, aburrido y desesperado, no son tan malos como parecen, solo que, como la mayoría de cosas en la educación, no veo que estén bien planteados.

Para un niño, sentarse cada día del verano a hacer deberes, es un imposición bastante dura de seguir ¿Vacaciones? ¿Descanso?¿Dónde queda eso cuando día a día los niños junto a sus padres, madres, abuelos, abuelas, primos, primas, hermanos, hermanas y otros responsables de los mismos tienen que pasarse dos horas peleando a ver si al final los deberes los hace el niño o quedarán esperando a que se resuelvan por sí solos?

Claro que pienso que los niños deben practicar y repasar lo aprendido durante todo un curso. Pero, en vez de libros de repaso ¿por qué no juego de mesa dónde el niño tenga que resolver los mismos problemas matemáticos o tenga que leer y escribir? o, mejor aún ¿por qué no un juego de ordenador que consista en lo mismo, pero que además, por cada ejercicio resuelto se les premie con un mini juego?

Tengo un claro ejemplo de esto muy cerca con mi sobrina. Aunque hay días que no tiene problema alguno en sentarse a hacer los deberes, hay otros en los que no los hace por nada del mundo. Sin embargo, si le pones un juego interactivo resuelve los problemas y lee y escribe sin pegas, ni aburrimientos.

¿No se supone que los deberes pretenden crear un hábito de estudio? Entonces no sé que hacemos convirtiéndolos en una guerra diaria. Si nos acostumbramos a luchar contra nuestros responsables por no hacer los deberes y éstos nos obligan a las buenas y a las malas a hacerlos, más que un hábito, lo que estamos creando es una obligación que hará que en el momento que las tareas dejen de ser obligatorias dejemos de realizarlas y luego vendrá el problema: de 25 personas en una clase, 22 no tienen hábito de estudio y tan siquiera saben como deben prepararse un examen.

Ayudemos a acabar con esta guerra que parece interminable. Aprender puede llegar a ser muy divertido. Juguemos más con nuestros niños y fomentemos así sus ganas de adquirir nuevos conocimientos.

Primera parada (IV)

16/08/2013

Vuelvo a escribir aunque no tengo demasiado que contar. 

Ahora estoy de vacaciones en un lugar sin móvil, ni Internet, ni televisión, y tengo mucho tiempo para pensar. Esto, en principio, podría ser perfecto, pero, la verdad es que en estos momentos no me está beneficiando demasiado y tengo ganas de volver al pueblo. 

Aquí me estoy planteando qué es lo que haré cuando llegue allí, con quién me reuniré y hablaré. Empiezan a surgir dudas como si encontraré amigos nuevos, cómo serán mis profesores..., y la verdad me hace sentir bastante inseguro.

Me siento como un niño el primer día  de cole, asustado porque se siente solo en medio de un montón de niños y a cargo de una persona desconocida.

Tengo la sensación de que todo va a ir perfectamente y espero que así sea, aunque no puedo negar que el miedo me atrapa en muchos momentos.

El otro día, cuando estuve con mi amigo enseñándole las fotos de mi piso, éste quedó impactado al ponerse a pensar en vivir solo, tener una casa y compartir tu vida con personas desconocidas. Estuvimos hablando después, largo y tendido, acerca de este tema y el pobre, que se tiene que quedar por problemas económicos, tiene muchísimas ganas de salir de casa.

Al igual que a mí, a él también le pasa  que se siente pequeño aún para emprender una nueva vida. Pero, es el momento de seguir, de luchar, descubrir y sobretodo de disfrutar. 

Ya hemos llegado al acuerdo que para el primer puente que haya, coge el tren en dirección a mi nueva ciudad y, por unos días, disfrutaremos juntos y nos pondremos al día sobre nuestras nuevas vidas.

Me voy a dar un paseo. Otro día más.