viernes, 17 de agosto de 2012

La historia de Luís (2/3)


Un día yo estaba en mis minutos de descanso cuando vi que mi  amigo se dirigía hacía la habitación de ellas y lo seguí con máximo cuidado. Por una pequeña rendija puede observar que lo que pensaba era cierto. Había una razón para la obsesión de Luís. Su objetivo, además de salvar la vida de todas en general, era ver a una en concreto. Mis primeros pensamientos solo fueron consecuencias negativas que podría traer ese amor “¿No se daba cuenta de que si los descubrían además de matarlo a él también acabaría con la vida de ella?”

Más tarde hablé con mi amigo  y le conté lo que había hecho y también todo aquello que pensaba sobre lo que estaba sucediendo. “Después de todo este tiempo no la pienso abandonar, tenemos un niño en su vientre que nos pertenece a los dos y estoy dispuesto a dar mi vida porque ellos dos vivan y sean felices” dijo éste como respuesta ante mis reproches. Continuó “pensaba contarte esto, pero tenía miedo de que ante el descubrimiento me traicionaras y te volvieras en mi contra”. Era mi amigo, así que no tuve otra que contestar “yo te ayudaré y te apoyaré aunque piense que esto es una idea de lo más descabellada, pero algo quiero que tengas claro, si pasara cualquier cosa y nos descubrieran es tu deber decir que yo no tengo nada que ver”.Esta decisión fue un poco egoísta por mi parte, pero, mi mujer, tu abuela, me estaba esperando al otro lado de Europa y quería cumplir mi promesa y volver a verla. Él aceptó y me contó todo su plan.

“Las mujeres tienen derecho a salir del campo cuando dan a luz, pero, sin ningún tipo de ayuda,  tienen a su niño, les abren la puerta y los dos a la calle, por lo que la mayoría de mujeres mueren de hambre o algún tipo de infección tras el parto, mientras buscan algún tipo de ayuda para ellas y sus bebés. Entonces cuando ella de a luz yo fingiré estar muy enfermo de forma que no tendrán más remedio que dejarme marchar y será entonces cuando tendré que, en unos días, salvar la vida de mi mujer y mi hijo y asegurarme que estarían bien hasta que yo volviera y toda la guerra hubiera acabado.”

Su plan para serte sincero me pareció un tanto fantasioso, pero no rompí sus ilusiones y lo deje seguir en su fantástico y perfecto mundo. Pasaron dos meses y su mujer dio a luz.

-Abuelo, pero, Luís no tiene hijos.

-Déjame acabar la historia, ahora lo comprenderás.

-Vale, sigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario