lunes, 11 de agosto de 2014

Egoísmo en cada esquina.

Buscando y rebuscando uno al final haya lo que esperaba encontrar.

Una historia plagada de desventuras, de errores, de secretos y de miedo. También supongo que en más o menos una historia con sus buenos momentos. Cómo unas personas llegan a conocer a otras, cómo podían andar de acá para allá tan fácilmente sin nuestras comodidades de hoy, cómo podían llegar a hacer tanto por sus más queridos y cómo vivieron toda vida que a día de hoy nos parece infumable.

Es bonito, aunque a veces triste, recordar todo lo que en este siglo atrás ha sucedido, cómo lo han tenido que pasar los nuestros para que hoy por hoy seamos quien somos y estemos donde estemos. Es gratificante encontrar a alguien que sin preguntar responda a muchas de las preguntas que te han rondado en la cabeza, que te cuente y que te haga sentirte mucho más cerca de todas las personas que te han precedido, aquellas que no has conocido, pero que han hecho que hoy por hoy tú familia sea la que es, se halle donde se halle y piense lo que piense. 

Más de 50 años resumidos en un par de horas de conversación la cual me lleva a entender mucho de lo que me rodea y me hace encontrarme a mí misma en un aquí y ahora. Una historia que normalmente piensas que solo pasa en las películas y que se encuentra muy lejano a nosotros y de momento te encuentras que es real, que ha sucedido y que no se aleja de ti más que un par de generaciones. 

Increíble sensación de sentir todo lo vivido y de descubrir. 

Mi más sincero agradecimiento a quién ha hecho posible que haya encontrado una historia que daba por perdida, una historia que pensaba que jamás escucharía y que quedaría para siempre en la incógnita, encerrada en los años de silencio.

martes, 5 de agosto de 2014

Vuelve y cuando vuelvas yo volveré contigo.

Son muchas las interpretaciones que podemos darle a las palabras, son muchos los momentos que significan cosas diferentes para cada persona. Pero, a pesar de todo esto es importante que aprendamos a entendernos al menos con aquellas personas que realmente son importantes para nosotros. 

Hace dos años y casi dos meses conocí a la persona más maravillosa del mundo, a un chico que me hizo poner mi vida patas arriba, al menos dentro de mi cabeza, y que me cambió mucho, sin embargo a día de hoy no estoy segura de que de verdad nos hayamos entendido tanto. Es por esto por lo que me planteo que es importante hablar y decir lo que uno siente y piensa, pues quizá algo bonito quede en el olvido por éste error que los humanos tendemos constantemente a cometer.

Después de este tiempo hablamos y decidimos que están pasando cosas, que la vida nos está llevando hacia caminos muy distintos, que quizá en algún momento pensamos que conforme nos hiciéramos mayores seríamos más independientes y que eso nos ayudaría a estar más cerca, pero no ha sido así. Hemos crecido y tomado en gran parte las riendas de nuestra vida y nos hemos hecho más independientes de nuestros padres que nos ataban y nos impedían correr, pero esto no ha salvado nuestras distancias, no ha evitado la pérdida de contacto, no ha conseguido que estemos más cerca, sino mucho más lejos. Hemos corrido, cada uno hacia nuestro lado y siguiendo nuestro camino, un camino que quizá pudiera ser el mismo, pero por desgracia es prácticamente opuesto. 

No dudo de que nos queramos, no dudo de que siempre nos vamos a recordar, pero sí dudo de si estamos dejando algo en el camino y lo que más me preocupa es pensar en si habremos dejado algo muy importante de lado y nos hemos perdido algo muy bonito por pura idiotez. Es esta la cuestión que me lleva loca. 
Sigues enredando mis pensamientos como aquel 16 de junio de 2012 en el que te conocí y en el que comenzó algo que aún no sé como definir.

Nos queda una conversación pendiente, un par de canciones, un abrazo y quién sabe lo que vendrá después. Tengo la seguridad de que llegará, tal vez este verano o tal vez en 30 años, eso no lo sé, pero nos quedará pendiente para siempre. 

Disfruta de tu camino, con o sin mí, pero hazlo, prométemelo. 

Atte, una chiflada que no dice más que incoherencias a un loco de las letras y las palabras que intenta entenderla.