Otro adiós más este año, otra estrella de nuevo brillando en el cielo. Otras lágrimas derramadas por alguien que ya no nos va a acompañar.
Es la cuarta que se va en poco tiempo, la cuarta que deja un vacío en nuestro interior que tendremos que rellenar con los momentos pasados, con los recuerdos y con el cariño de todos estos años.
¿Cómo este tema nos puede afectar de éste modo? ¿Cómo puede la marcha de uno empujar a tantos a los llantos y al vacío? ¿Cómo, al mismo tiempo, puede hacernos sonreír?
Éstas son cosas que me he preguntado día a día. Desde el comienzo de la naturaleza la mayoría de las cosas y todos los animales han sido marchitos y sin embargo la muerte sigue siendo una palabra tabú para la mayoría de nosotros. Está más que claro que a todos nos afecta que alguien se marche para siempre, que alguien se vaya y que, en ocasiones, tan siquiera nos haya dado tiempo a despedirnos, pero ¿cómo aún nos afecta hasta el extremo de llevarnos con ellos? La gente se muerte y con ellos se lleva a sus más allegados. No quiero decir que se los lleve físicamente, ni mucho menos que la muerte se apodere de estos también, sino que los deje siendo almas en pena vagando por un tanatorio, un cementerio, unas calles o una vivienda donde tras la marcha, todo parece más grande y más vacío.
No digo, ni mucho menos, que no nos afecte este tema, pero creo que debemos de aprender a aceptarlo cómo algo tan natural como lo es el nacimiento de un niño y que deje, por completo, de ser un tema tabú. Nos seguirá doliendo, pero nos evitará el desmoronamiento.
En poco tiempo he visto como se han ido de nuestro lado cuatro personas, entre algunas otras, que han dejado gran marca en nosotros y,en concreto, dos de ellas, de una manera bastante más dolorosa. Sin embargo, en los cuatro casos, a la vez que hemos roto a llorar por su pérdida, también nos han dado una pequeña alegría, pues han sido cuatro muertes bastante sufridas y que llegados al final del trayecto, más valía que descansaran de una vez por todas y que todos pudiéramos dejar de verlos sufrir.
Cuando la vida tiende a muerte, cuando ésta vida nos deteriora hasta vivir consumiéndonos en nosotros mismos, hasta qué punto merece la pena seguir en viviendo.
Hace muy poco nos ha dejado esta cuarta, una cuarta que entre muchas lágrimas también ha dejado una pequeña sonrisa de no sufrimiento. Una cuarta que ha conmocionado un pueblo.